NAHUAL es una novela de ciencia-ficción creada por Fabrizzio Spada Fuentes.
Inspirada en el conflicto mapuche y con mucho respeto por dicho pueblo.
ASNA, la Agencia Secreta Nacional Antiterrorista lleva años en una guerra secreta con la célula paramilitar araucana NAHUAL.
Tras el escape del lider de NAHUAL, Lautaro, la guerra toma una nueva dirección.
El 2014 será el año que definirá la historia de Chile.

NOS HAN MENTIDO.
NO ESTAMOS SOLOS.

viernes, 18 de abril de 2014

INTERLUDIO: HISTORIA DE ASNA I



Hace un mes el presidente Patricio Aylwin creó, con apoyo del congreso, una institución nueva entre las fuerzas al servicio del Estado. ASNA, la Agencia Secreta Nacional Antiterrorista. Tras el plebiscito se entendió que habría que evitar a toda costa un nuevo golpe de Estado y para aquella misión era necesario contar con una rama de las fuerzas armadas análoga, subsidiada por el gobierno demócrata y no por el Estado, cuya lealtad estuviese siempre con aquellos que generaron su creación.
Hace un mes esta agencia opera desde su base en Santiago, oculta a plena vista…
Desde el principio se propuso un número de nueve agentes, todos llamados cómo planetas. MERCURIO, VENUS, TIERRA, MARTE, JÚPITER, SATURNO, URANO, NEPTUNO y PLUTÓN. 
Cada uno de ellos tendría a otros cinco agentes a su cargo y actuarían como células independientes, dando así un total de cincuentaicuatro personas.
Un agente de ASNA era infalible. Habiendo estudiado artes marciales y militares. Conocedor, en nivel avanzado, de distintas ciencias y dueño de una cultura envidiable. Cada uno de ellos destacaba más en un cierto campo, por supuesto. Chilenos ejemplares, el orgullo de la concertación.
ASNA comenzó sus operaciones desde las calles más sucias del país. De un Chile que había pasado largos años a la sombra de un gobierno totalitario. Los agentes investigaban en mayor medida los archivos que los militares dejaron tras su salida del poder. En su mayoría eran informes tributarios, seguimientos a personas en concreto que en un principio pudieron haber amenazado la estabilidad del gobierno del General Pinochet y algunos archivos dedicados a casos aislados de índole paranormal.
Todos los cuales eran seguidos por una célula de ASNA, la única entidad completamente confiable para el nuevo gobierno. Había existido una ruptura profunda entre el pueblo y las fuerzas armadas después del golpe. Desde el principio Chile nunca tuvo un ejército profesional. Todos eran pueblerinos, criollos con aires libertarios y repudio por la corona y la vejación que esta hacía de ellos. El pueblo libre de Chile nació de la mano con el ejército. Mellizos que salieron a patadas del vientre de su madre. Pero, ahora, el pueblo temía a su hermano.
ASNA era el clon de este. Uno depurado de aquello que no era necesario. Llegaría el día en que saldrían a la luz como los verdaderos defensores del pueblo de Chile, llegó a decir el presidente.
Desde el principio, sus investigaciones llevaron a los agentes a lugares que nunca imaginaron.
El primero de estos lugares fue la Isla Friendship. Una isla pequeña situada al sur de Chiloé.
Ni siquiera el Estado de Chile había podido (o intentado) llegar antes a este recóndito punto en el mapa. Un grupo de científicos norteamericanos se habían erradicado  en el lugar, contrario a la creencia popular de que se trataría en primer lugar de extraterrestres.
La célula al mando de SATURNO, conformada por los agentes Polar, Norte, Lautaro, Húsar y Lacertae, montó en un avión de guerra que la FACH había dado de baja y que, de forma extraoficial, terminó siendo para ASNA.
El avión demoró poco menos de cuatro horas en realizar su recorrido, sin embargo llegó de noche. Los agentes, en conocimiento de que su llegada no era grata para los dueños de la isla, descendieron a esta en paracaídas, cobijados por la oscuridad y los árboles que se extendían en los costados de la isla.
Los cableados se extendían como serpientes por todos lados. Algunos más gruesos, posiblemente de fibra óptica, surgían desde debajo de los árboles como cordones umbilicales que se perdían entre las sombras.
La isla Estaba bien oculta, además, sus habitantes se habrían encargado de entregar siempre coordenadas equívocas a quienes contactaban con ellos. Por lo que quienes lograban dar con la isla la asumían como una más entre tantas, sin habitantes siquiera. Las historias sobre Ovnis, ángeles curanderos o adoradores del diablo eran irrelevantes. SATURNO quería llegar al núcleo mismo del lugar.
Más hacia el centro de la isla se veían las primeras construcciones, edificios de color negro que se encontraban dispuestos siempre bajos con respecto a la copa de los árboles. Así, cuando un avión sobrevolara la isla, sería más improbable que notaran los edificios.
Polar notó entonces una sustancia negra y pegajosa, parecida al petróleo, que se encontraba a sus pies. Pero entonces notó que en realidad era la suela misma de su bota que comenzaba a derretirse. Todos los agentes se encontraban en la misma situación ¿cómo era esto posible? La temperatura ambiente era sencillamente gélida.
Entonces Norte se agachó y con la punta de sus dedos removió un poco de tierra. Bajo esta encontró de inmediato una capa platinada que estaba hirviendo y le quemó las yemas.
Los habían detectado y, al parecer, se trataba de un sistema de seguridad.
Sin embargo algo no calzaba, la isla se notaba en aparente calma, nadie había salido a su encuentro para enfrentárseles. Si estaban consientes de su presencia debían saber que sólo se trataba de seis personas ¿Estaban probándolos antes de atacarlos?
SATURNO replegó entonces a sus compañeros, volvieron a esconderse entre los árboles, a la espera de que alguna persona saliera de aquellos edificios oscuros. Si ya habían sido detectados no soportarían por mucho tiempo su estadía en la isla, pensó.
Sin embargo, fueron varias horas esperando sin respuesta.
-¿Qué cresta le pasa a esta gente?- Dijo Norte.                          
-No lo entiendo. Es claro que notaron que estábamos acá, si nos consideran invasores, hace rato tuvieron que haber salido a buscarnos.- Contestó SATURNO.
-¿Y si no fue así?- Intervino Lautaro.- Quiero decir, ¿si esa plancha metálica caliente en realidad cumplía otra función?
-¿Qué otra función va a cumplir? ¿Abrigarle las patitas a estos culiados? – Le contestó Polar.
-Precisamente.- Dijo Lautaro.- Piénsalo, hace demasiado frío, quizás sea un sistema de calefacción subterráneo que aplica calor a estas placas. Quizás no sean sólo las placas y también se calienten los edificios completos.
Aunque sonara descabellado, algo de razón podría tener Lautaro. Eso explicaría, en principio, que nadie hubiese hecho sonar una alarma o todavía nadie saliera de los edificios.
-¿Calderas?- Preguntó SATURNO.
-Tal vez. Es sólo una suposición en todo caso.- Sin embargo, Lautaro se equivocaba poco. Era lo más terrible sobre ese agente, la mano derecha de SATURNO y, quizás, el mejor de su grupo.- Como sea, ha pasado harto tiempo ya. Tal vez podríamos intentar avanzar de nuevo antes de que comience a amanecer.
-No, avanzaremos al amanecer.- Dijo SATURNO.- llegaremos de lleno y nos encontraremos cara a cara con los Friendship. Si no tienen nada que ocultar, recibirán a unos representantes del Estado de Chile. Y si se resisten…
-Por la razón o la fuerza.- Sentenció Polar, con una sonrisa torcida en su cara.

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