NAHUAL es una novela de ciencia-ficción creada por Fabrizzio Spada Fuentes.
Inspirada en el conflicto mapuche y con mucho respeto por dicho pueblo.
ASNA, la Agencia Secreta Nacional Antiterrorista lleva años en una guerra secreta con la célula paramilitar araucana NAHUAL.
Tras el escape del lider de NAHUAL, Lautaro, la guerra toma una nueva dirección.
El 2014 será el año que definirá la historia de Chile.

NOS HAN MENTIDO.
NO ESTAMOS SOLOS.

viernes, 30 de mayo de 2014

NUEVO PACTO SOCIAL Y COMO APRENDÍ A CREAR DIVINIDAD SOPLANDO DESDE EL FIN DEL MUNDO (HISTORIA DE ASNA, TERCERA PARTE)



Si bien en Isla Friendship tenían un protocolo de acción en caso de que llegara a aparecer un infiltrado, lo cierto es que nunca se puede actuar de forma completamente expedita. Eschmann corrió en dirección al laboratorio central donde tenían el proyecto cúspide, la opera magna de los soñadores que fundaron la comunidad científica en aquel inhóspito territorio.
El laboratorio central, una  estructura oscura, la más alta de la isla. Emitía un zumbido mezcla de ventilador y equipo de sonido. De las paredes exteriores salían cables gruesos y ductos, todos los cuales se enterraban unos pocos metros más lejos. En el interior no había nadie, sin embargo Eschmann tecleó un código en el teclado que se asomaba por la pared del fondo en el primer piso. Cuando la última cifra fue ingresada el zumbido pareció detenerse. Un crujido, como de una antigua escalera de alerce, comenzó a sonar una y otra vez. Se trataba de una verdadera columna vertebral escondida tras la pared de yeso.  Un crac, dos, tres... Continuó sonando hasta completar veinticuatro vértebras. El edificio parecía un organismo viviente que se retorcía al recibir, directo a su cerebro por medio del sistema nervioso, un código tóxico. La clave ingresada por Eschmann le dio acceso a una puerta oculta que se abrió frente a él. Parecía como si el edificio gritara de dolor al abrirse una de sus paredes.
Ya adentro comenzó a gritarles a todos quienes se encontraban ahí.
-We have invaders in the island! Hide everything related to the KRAKEN PROYECT. We can’t take any risk. – Gritó  Eschmann. Sus manos temblaban mientras intentaba organizar a todos los científicos del lugar.
Eschmann era un científico brillante. El mejor de su generación al graduarse en  Estados Unidos. Sin embargo, años después de graduarse, protagonizó un escándalo por su primera incursión en el campo de la tecno-genética. Su proyecto “REBIRTH” consistía en reestructurar organismos a partir de estímulos psíquicos. Consiguió, con éxito, crear una máquina que podía captar residuos electromagnéticos ancestrales. Ondas cerebrales de dinosaurios, cavernícolas, ¿Dios, tal vez? Tomando esto como punto de partida, pensaba en primer lugar, reconstruir un organismo viviente de un determinado periodo, para después resucitarlo por medio de la frecuencia cerebral que captaría con la máquina. Los cerebros emiten ondas electromagnéticas, estas a su vez mantienen una armonía en cada célula del cuerpo. Si lograba resucitar una célula podría hacerlo con un organismo más complejo. Finalmente consiguió el primer avance, una célula eucariota que logró vivir un par de segundos cronometrados. Sin embargo, su proyecto no fue bien visto por el resto de la comunidad científica. Aquel estigma del progresismo revolucionario.  Esto le costó  a Eschmann su trabajo en un prestigioso laboratorio.
Sin un respaldo económico ni los medios tecnológicos apropiados, Eschmann no pudo continuar su investigación. Sin embargo, pasó cerca de diez años calculando, en su mente, muchas de las posibles variables que habían quedado abiertas en su primer intento. Desarrolló teorías y dibujó esquemas. No perdió ni un momento aún cuando, en la práctica, no podía continuar su trabajo.
Los agentes de ASNA entraron en el despacho de Jack Hill, una habitación sencilla pero ordenada, muy ordenada. Parecía el trabajo de un obsesivo compulsivo. Hill tenía todos sus libros ordenados de forma que los colores siguieran un patrón colorimétrico.
-Señor SATURNO.- Dijo Hill.- Se me informó que se presentaría.
-Prefiero que me llame… Agente…- Pero Hill lo interrumpió saltando de su silla para saludarlo de forma enérgica.
-¡Sí! ¡Es un gusto, más que un gusto, un... ¿Cómo llaman los chilenos a esto? ¡La raja!
SATURNO estaba descolocado ¿de verdad ese tipo era líder de una comunidad científica? A gusto de cualquiera no pasaría de un viejo excéntrico un chiste colorinche.
-Tendrá que disculparme, señor Hill, pero venimos en nombre del Estado de Chile. Somos agentes y no tenemos tiempo de bromear. Nos encontramos en medio de un procedimiento investigativo...
-Lo sé, lo sé. Ya me contaron de igual forma la razón de su visita. La magia de los circuitos cerrados ¿no? Bueno, como de seguro le contó el Doctor Eschmann, nuestra comunidad trabaja en el uso terapéutico de los cantos de ballena y sonidos submarinos en general. Muchos son imperceptibles, puesto que su frecuencia es inaudible para el oído humano, sin embargo el efecto sobre las células del cuerpo es asombroso.
-¿Qué efectos se consiguen por estos métodos?- Preguntó Lacertae.
-Insospechados, agente. Hemos debilitado exponencialmente el avance en ciertos tipos de cáncer utilizando este método. Si logramos encontrar la frecuencia adecuada quizás…
-¿Curarlo?- Interrumpió SATURNO.
-… Bien, ese es un avance que ciertamente no se puede esperar en etapas tan prematuras del desarrollo técnico, agente.- Hill lo miró con sus viejos y cansados ojos de científico entrecerrados. Dos gotas azules que se asomaban por unos lentes del grueso de un vidrio antibalas.
-Si no le molesta, Señor Hill…- Dijo SATURNO.
-Doctor Hill, Agente.- Le corrigió el científico con una sonrisa jugetona.
-Doctor Hill.- Repitió SATURNO, aburriéndose de las tonterías.- Si no le molesta, nos gustaría que nos mostrara las instalaciones donde trabajan en este proyecto.
-Para nada es una molestia, agente. Sígame. Aunque le advierto que no es del todo divertido ver un grupo de aburridos científicos haciendo cálculos y generando hipótesis poco comprensibles para los “no-familiarizados”.- Contestó Hill invitándolos a abandonar su despacho.
El cuidado en la limpieza de cada pasillo era algo digno de notar, la suela de los zapatos hacían ruido al pisar y los agentes casi podían distinguir los rasgos de sus rostros reflejados en las baldosas.
Hill los condujo a uno de los edificios cercanos; Los hizo subir unas escaleras de madera barnizada que desentonaba con el estilo propio del lugar. Al llegar al segundo piso entraron en la primera habitación; Diez científicos dispuestos en cinco mesas de trabajo, algunos experimentaban con un ratón blanco, otros realizaban  complejas ecuaciones al ritmo de The Ramones. Todos se veían felices de estar ahí.
-Experimentamos sobre ratones.- Comenzó a hablar Hill.- Hey! You! What are you doing with that mouse?!- Le gritó a uno de los científicos que se encontraban más cerca.
-Im checking his progress on  cancer. This poor little one was about to die a few days ago, now, with the helpful submarine sounds his cancer isn’t growing anymore.- Sentenció el científico con el júbilo de alguien que se sabe realizador de un trabajo excepcional.
-Como puede ver, agente, nuestro único interés es encontrar la solución a problemas de la gente.- Dijo Hill volteándose con la sonrisa que parecía nunca abandonar su cara.
Los agentes se miraron unos a otros. No podían seguir insistiendo en vista de que todo apuntaba a eso, una hermética comunidad científica dedicada a desarrollar técnicas medicinales milagrosas. Aunque eso por si mismo sonaba a una locura de proporciones bíblicas, lo cierto es que no había nada ilegal o turbio en ello.

Una vez convencidos, los agentes contactaron con la central de ASNA para informar de los resultados de la investigación y solicitar un helicóptero que los recogiera, dada la dificultad para acceder por mar desde Chiloé.
Un par de horas más tarde, un helicóptero negro descendía en un improvisado helipuerto que amablemente se dispuso en el centro de la isla. Eschmann y Hill se despidieron de forma cordial de los agentes, pero en el fondo todos sabían que era su forma de decir que no querían volverlos a ver en la isla.
Una vez que el helicóptero no era más que una mancha en el horizonte y los últimos vestigios del ruido de hélices se había diluido en el aire, Eschmann descendió al sector laboratorio de la Isla.
Los edificios tenían nombres de criatura mitológica local. Eschmann entró en el edificio “PINCOYA”. Un amplio vestíbulo decorado con plantas en las esquinas era umbral de uno de los tantos proyectos que en realidad se desarrollaban en Isla Friendship. El científico bajó por unas escaleras que lo llevaron a un subterráneo oscuro y frío en el que las paredes parecían estar recubiertas de vidrio. Sin embargo, en realidad se trataba de jaulas, cientos y cientos de jaulas apiladas una sobre y otra. Aquellos cubos de vidrio reforzado no medían más de metro y medio de ancho y de alto. Cada uno tenía dentro a una persona en condiciones paupérrimas de desnutrición. Organizados por letra, entre todos completaban dos alfabetos. Los habían de todas las edades y de ambos sexos, tenían los genitales mutilados y sus esfínteres estaban conectados a tubos que tres veces al día succionaban las heces que eran incapaces de pujar a causa de las pocas fuerzas que tenían. Había, en el techo, nueve parlantes que emitían distintos sonidos. Unos cables de cobre puestos bajo la lengua de cada prisionero para estimular sus neuronas y mantener activas las funciones orgánicas. Los niños gemían, habían nacido en cautiverio y desconocían lenguaje alguno. Eschmann miró con orgullo su grotesca obra. La verdadera Opera Magna de Isla Friendship y todo para cumplir su delirio mesiánico. En una habitación contigua, flotando en un tubo de líquido amniótico, el primer ser humano artificial se gestaba. Pero ni siquiera el divino capricho de Eschmann era fin último de esta atrocidad. Chile es la cara oculta del planeta, un territorio en el que es fácil hacer cosas bajo la alfombra. En lo más profundo de la Isla Frienship, una roca era alimentada de sufrimiento puro que emanaba de los prisioneros en el piso superior. El terror como una onda electromagnética desviable para nutrir a la bestia. Un huevo verdadero de divinidad. La serpiente del Edén, Quetzalcoatl, Cai-Cai Vilú. El reptil presente en cada mito creacional alguna vez imaginado y que como un Oroboros se consumió a sí mismo cuando su participación en el génesis concluyó.  Sería resucitado con el dolor artificial de una humanidad maqueteada. Cuando el sufrimiento de cada humano ahí encerrado alcanzara los umbrales precisos, se simularía un apocalipsis; Entonces la serpiente creacional resucitaría una vez más. Los científicos, como mesías de un mundo nuevo, la usarían para reescribir todo desde el principio. Cambiarían la caligrafía de Dios en el libro de la vida por letras temblorosas del hijo. El delirio absurdo manipulando la estructura de todas las realidades. Y con lágrimas en los ojos contemplarían al Dios hijo siendo parido por el hombre. El veneno de la serpiente sería tinta oscura con la que soplar un universo nuevo desde el fin del mundo. La divinidad como un bien de consumo al que cualquier demente accede…
Y Eschmann, como genio iluminado de oscuridad y semilla maligna, como anticristo-demiurgo contemplaría su obra desde la arista que se le ocurriera. Violando la física a voluntad, desconociendo de perspectiva alguna, usando toda la masa cósmica como ojo flotante en sí mismo, se convertiría en el observador de una creación propia limitada sólo por su imaginación.
La voluntad destructivo-creativa del hombre manifestada. La chispa divina generando un incendio.